Album: El Tesoro del RincónEl Sol de MonterreyNo cabe duda: de niño a mí me seguía el Sol,
andaba como perrito faldero…
Despeinado y dulce, claro y amarillo
ese Sol con sueño que sigue a los niños.
Saltaba de patio en patio,
se revolcaba en mi alcoba,
aún creo que algunas veces lo
espantaban con la escoba.
El fuego de mayo me armó caballero,
yo era el niño andante,
el Sol mi escudero.
Todo el cielo era de añil,
toda la casa de oro.
¡Cuánto sol se me metía por los ojos!
Mar adentro de la frente a donde quiera que voy,
aunque hay nubes cerradas.
¡oh, cuánto me pesa el Sol!